20 de octubre de 2009

De lo efímero

Hay veces que desearía que un momento durara para siempre. O, al menos, un poco más de lo que dura en realidad. A veces esos momentos que, de una manera u otra, nos hacen sentir vivos, son como un fogonazo, algo que disfrutamos durante unos breves minutos (o incluso menos) y luego se apagan y se pierden para siempre excepto en nuestro recuerdo.

¿Por qué? ¿Por qué se acaban tan rápido? ¿Por qué no sabré aprovecharlos mejor? ¿Por qué a veces los miro desde fuera, con miedo de entrar y disfrutarlos? O mejor, ¿por qué no me atreveré a poner de mi parte para intentar hacer que duren un poquito más? Simplemente, ¿por qué?

Canción: Diez Minutos.
Grupo: Efecto Mariposa.




La calle esta vacía,
hay lluvia en el cristal,
la tarde es tan fría y no te veo pasar.
Yo te espero y espero
y desespero en tu ausencia.

Quisiera tocarte, acercarme un poco más
pero sé que estas tan lejos al verte pasar.
En tan sólo diez minutos
nuestra historia que empieza, se acaba

Y si fuera capaz de mirarte y decir lo que siento.
Si pudiera tenerte más tiempo del tiempo que tengo.
Si pudieras venir a mi lado tan solo un momento.
Si sólo fuera capaz de romper el silencio
y detenerte en el tiempo.

Quisiera descubrirte,
estar donde tú estás,
mirar desde tus ojos,
poder ir donde tu vas.
En mi torre te espero
y desespero en tu ausencia

Porque eres la razón de mi ser,
mi anhelo, mi perder,
mi destino.
Ahora sólo vuelve y quédate
diez minutos conmigo, conmigo

Y si fuera capaz de mirarte y decir lo que siento.
Si pudiera tenerte más tiempo del tiempo que tengo.
Si pudieras venir a mi lado tan solo un momento.
Si sólo fuera capaz de romper el silencio.
y detenerte en el tiempo. (x3)

6 de octubre de 2009

Lo que no decimos

Hace no demasiado una persona entendida en el tema me contó que el 60% del acto comunicativo se basa en la comunicación no verbal. Es curioso que justamente la mayor parte del significado no se transmita por las palabras, a las que parece que damos tanta importancia, sino por causas ajenas a ellas.

Si, por ejemplo, estamos hablando con alguien y vemos que esa persona aparta la vista (mira al suelo o al infinito) podemos intuir que esa persona no nos está haciendo demasiado caso, ya sea porque no le importa lo que decimos o porque le estamos aburriendo. Sin embargo, si nos mira a los ojos posiblemente nos esté escuchando con atención y quiera saber más sobre el tema o le interese realmente la conversación. También puede ser (como me pasó hace no demasiado) que esa persona no nos mire a los ojos debido a algún tipo de timidez, con lo que la semántica de este gesto cambia radicalmente.

Sin embargo, no toda la información que recibimos o emitimos en el acto comunicativo es fruto de nuestra consciencia. Hay otros factores, como la información sensorial no auditiva o la de los comportamientos no conscientes que también es interesante analizar.

En el terreno de los sentidos es interesante considerar el olfato, la vista y el tacto; además del obvio sentido auditivo por el que percibimos la información verbal. Tocar a una persona indica cercanía, proximidad, mientras que en otras ocasiones es preferible guardar las distancias (de hecho, mucha gente siempre prefiere mantenerlas). Por otra parte, el sentido del olfato suele combinarse con el de la vista para captar la apariencia externa de nuestro interlocutor. Aunque no seamos conscientes, hay estudios científicos que demuestran que el olor de las personas es un factor relevante en los procesos de relación interpersonal.

Por otro lado, y como decía antes, existen otros pequeños gestos que, aunque también los captamos por los sentidos, no solemos dar cuenta consciente de ello. De hecho, ni tan siquiera el emisor de dichos gestos suele saber conscientemente que los ha realizado. Por ejemplo, el otro día vi un programa de TV3 (Televisió de Catalunya) llamado Sexes en guerra donde se analizan algunas diferencias sobre todo psicológicas entre hombres y mujeres (este test es bastante interesante). Pues bien, la emisión en concreto que vi iba sobre en qué se fijan los hombres y las mujeres a la hora de buscar pareja. El experimento que se realizó fue utilizar a cuatro chicos y cuatro chicas solteros e ir haciéndoles conocerse utilizando distintos tipos de sentidos (oído, vista, etc.), hasta que al final ya pudieron hablar cara a cara. Entre todas las cosas que se vieron y dijeron en el programa, que fueron realmente interesantes, me resultó especialmente curioso que, por ejemplo, cuando un chico y una chica se gustaban, a veces uno de ellos arqueaba una ceja y el otro, inconscientemente, hacía lo mismo. O mejor aún, la chica sacaba un poquito la lengua al hablar, como divertida (o, según algún experto, como símbolo sensual) y el chico le respondía también sacándola un poquito por un lado de la boca. Sin embargo, cuando entre el chico y la chica no había ese feeling especial estos gestos no llegaban ni tan siquiera a darse, es más, los pequeños detalles eran más bien de lo contrario: momentos de apartar la mirada hacia la pared mientras la otra persona habla, jugar con los dedos, etc.

A pesar de que nos pueda parecer extraño, lo que no decimos juega un papel muy importante sobre lo que decimos, y justamente lo primero es algo que en la mayor parte de ocasiones no podemos tan siquiera controlar. Son señales que, sin nosotros llegar a pensarlo, procesa nuestro cerebro y actúa en consecuencia. De hecho, la información recibida y transmitida de esta forma supera cuantitativamente al discurso que, eventualmente, podamos llegar a preparar.